Encuentro con Cristo en las montañas

Encuentro con Cristo en las montañas June 25, 2016

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Parroquia de Saint Helena, Clayton, Georgia

La semana pasada pasé unos días en las montañas de Georgia. Al pasar por la ciudad de Clayton, vi un cartel grande que decía “Welcome – Bienvenidos.”  Era el cartel de la iglesia católica de Saint Helena.  Giré hacia la izquierda por un camino bonito y después de un breve momento pude observar la iglesia a mi izquierda. Su torre blanca surgía en contraste al cerro verde arbolado detrás de ella.  Estacioné mi carro y me acerqué. La puerta estaba abierta así que entré y me senté para hacer oración por unos treinta minutos. Aunque no había ninguna persona presente para darme la bienvenida, me sentí verdaderamente bienvenido. Había leído el cartel, y la puerta había estado abierta. Era Cristo mismo quien me había dado la bienvenida, el mismo Cristo que había estado esperándome en el silencio absoluto de esta parroquia en medio de las montañas de Georgia.

En la exhortación Evangelii Gaudium, el Papa Francisco describe a la iglesia como una madre de corazón abierto, cuyas puertas están siempre abiertas para salir al encuentro de los demás. El Papa enseña que la Iglesia es llamada a ser la casa abierta del Padre, la cual mantiene sus puertas siempre abiertas. Así como el padre en la parábola del hijo pródigo siempre mantiene su puerta abierta con la esperanza de que su hijo vuelva, la Iglesia no debe crear obstáculos cuando sus hijos regresan a ella. El Papa escribe, “la Iglesia no es una aduana; es la Casa del Padre, donde hay un lugar para todos, con todos sus problemas” (EG, 47).  Francisco comenta que un signo concreto de la apertura de la iglesia es que las puertas de las iglesias deben permanecer abiertas.  Durante mi visita a Santa Helena fui beneficiario de esta instrucción al encontrar la puerta abierta, y estoy agradecido por ello.

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Capilla de Saint Stephen, Covecrest, Tiger, Georgia

Antes de llegar a Clayton, visité el Campamento de Covecrest en Tiger, Georgia. Covecrest es un lugar para campamentos católicos de jóvenes, donde estos pueden tener un encuentro renovado y profundo con Cristo.  Durante mi breve visita, no sólo me sentí bienvenido, pero me sentí en casa. Los que trabajaban allí me daban la bienvenida a casa.  Una señorita (la cual conocí hace unos meses) me dio un recorrido por el campo. Estando allí, me encontré con varias personas conocidas, personas quienes yo no sabía estarían en Covecrest esa semana. Un voluntario con quien me encontré lo había conocido hace diez años mientras yo estudiaba en Roma. Tenemos un amigo en común y no lo había visto desde el 2006.

La hospitalidad es algo muy real dentro de la Iglesia ya que todos estamos unidos en Cristo.  Al darle la bienvenida al otro, le damos la bienvenida a Cristo.  Unidos por nuestro bautismo común, estamos llamados a dar la bienvenida a los demás porque ya somos uno. Al visitar la Parroquia de Santa Helena no vi ninguna cara conocida, y en Covecrest vi muchas caras conocidas, pero la experiencia fue la misma: fue un encuentro con Cristo quien extiende sus brazos hacia mí, hacia nosotros, dándonos una cálida bienvenida y acogiéndonos de todo corazón.

Las fotos son mias, con derechos reservados.


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