Apresurado para hacer el bien

Apresurado para hacer el bien May 12, 2016

Mientras estudiaba en la universidad, un profesor de teología señaló cómo en casa podía elegir entre más de 200 canales de televisión, pero a la vez señaló, que la mayor parte del tiempo, aunque tenía doscientos canales de los cuales elegir, no había absolutamente nada que ver. Todos hemos tenido esta experiencia al sentarnos frente al televisor con el control remoto en la mano, listos para despegar, pero sin ningún destino.  No hay nada que ver. Mi profesor concluyó de esta experiencia que como sociedad estamos volando a toda velocidad, pero no estamos muy seguros de nuestro destino.

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DSC06346Nuestra sociedad moderna se mueve rápidamente. Podemos viajar a cualquier parte del mundo en horas, tenemos a nuestra disposición los últimos avances médicos y científicos, podemos comunicarnos al instante, y tenemos acceso a todo el conocimiento humano en un aparato pequeño y ligero que siempre está en nuestros bolsillos. Durante los últimos cien años de la humanidad, la meta ha sido el progreso. Pero hay que preguntar, ¿progreso hacia dónde? San Agustín utilizó una frase maravillosa: currit bene, sed extra viam. “Corre bien, pero fuera del camino.”  Correr es inútil si corremos fuera del camino.

El evangelio de San Lucas describe un momento cuando la Virgen María andaba apresurada. “En aquellos días se puso María en camino a prisa y fue a la montaña, a una ciudad de Judea.” La madre de Dios partió apresurada hacia la casa de su prima Isabel; lo más rápido posible al viajar a lomo de burro por las colinas de Judea.

La Virgen iba apresurada para hacer el bien, no solo por ir apresurada.  Le motivaba un propósito noble.  Embarazada, sin seguridad de su propio futuro, y ciertamente aun sorprendida con el anuncio del ángel, María iba apresurada para hacer el bien. Tenía ella un sentido claro del significado y la importancia de lo que tenía que hacer. Decidió correr bien y correr por el camino.

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La Virgen María se apresuró para atender una necesidad, expresar estima y preocupación. Se apresuró sin tomar en cuenta sus propias preocupaciones y ansiedades, pero más bien teniendo en cuenta las necesidades de su prima Isabel.

Muchos nos sentimos siempre apresurados. Corremos de una cosa a otra sin un sentido claro de un destino. Andamos de distracción en distracción y al final, no tenemos nada concreto. Como sacerdote, es siempre triste encontrarme con una persona mayor que ha vivido siempre apresurada, corriendo de aquí para allá, y en su vejez se da cuenta que el vivir siempre aprisa le impidió echar raíces, disfrutar de la compañía de seres queridos y desarrollar una relación con Dios.

Este mes dedicado a la Virgen María puede ser un momento para preguntarnos, “¿estoy corriendo bien y corriendo por el camino? ¿Como la Virgen María, estoy apresurado para hacer el bien?” Andar aprisa sólo vale la pena si uno lo hace para arrepentirse y creer en Dios, para ser reconciliado con Dios y los demás, y para renovar el compromiso de vivir como hijos de Dios.  Estos son los únicos destinos a los cuales vale la pena ir apresurados.

Pictures are mine, all rights reserved.  Ein Karem, Israel, 2015.


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