Visitando y recordando a los muertos

Visitando y recordando a los muertos October 25, 2018

 Hace unos meses tuve la oportunidad de visitar las tumbas de varios de mis antepasados. Enterrados en un cementerio histórico hoy considerado monumento nacional justo fuera de donde antes estaba la muralla de la ciudad de Lima, este cementerio fundado en 1808 es el lugar donde la mayoría de mis antepasados descansan en el Perú.  Imponentes mausoleos, ángeles de mármol de Carrara y avenidas de nichos sin fin se unen para crear una ciudad de los muertos que más parece ser un laberinto.

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Mi primera visita al Cementerio Presbítero Maestro fue hace veinte años con una prima de mi abuelo quien me mostró donde estaban enterrados varios de mis antepasados Migone. “Todos están aquí”, me explicó. “No queda ninguna tumba más antigua en Italia”. Durante mi última visita encontré las tumbas fácilmente en esta ciudad desolada y polvorienta.  Al ver la primera tumba un jardinero se acercó y ofreció limpiarla y colocar flores. Ya que la mayoría de las personas enterradas en los sectores que visité murieron hace cien años, ninguna otra tumba tenía flores. El resplandor de las flores frescas marcaba un contraste notable ante las otras lápidas olvidadas y sucias.

Después de visitar las tumbas de mis tatarabuelos Emmanuele Migone y Paola Crovetto, la joven pareja aventurera y trabajadora que llegó a Perú desde Italia, visitamos las tumbas de su hijo Manuel Migone y su esposa Emma Rivarola. Ofrecimos una oración en voz alta conscientes de alguna manera que nuestros antepasados estaban satisfechos con nuestra visita. “Nadie viene aquí,” dijo el jardinero. “Hace muchos años una pareja mayor venía a visitar estas mismas tumbas y dejaban flores.” Hablaba de mi tío Francisco y su esposa. Mientras explorábamos las interminables filas de nichos y el jardinero nos daba una explicación de varias partes del cementerio, encontramos las tumbas de los suegros de Manuel, Francesco Rivarola y Juana Maggi. ¡Fue un gran hallazgo! Tuvimos dos tumbas más para limpiar y adornar con flores.

Tumba de mis tatarabuelos Emmanuele y Paola

Aunque nunca conocí a ninguno de estos antepasados, visitar sus tumbas me permitió recordarlos. ¿Cómo puedo recordar a alguien que nunca conocí? Recordé las historias que oí hablar de ellos de mis parientes mayores quienes los conocieron. Recordé la conexión que tengo con ellos, y a través de ellos a cientos de sus descendientes que viven principalmente hoy en Lima. Recordé que soy parte de algo mucho más grande que yo mismo. Recordé que estos antepasados me arraigan en la historia y a un lugar en particular. Recordé que sus decisiones desde 1870 continúan impactándome en la actualidad.  Al recordarlos, se hicieron presentes.

Noviembre es un mes especial para recordar y orar por los difuntos. Este es un momento para recordar que todos aquellos que han sido bautizados en Cristo están unidos en él. Los lazos que nos unen a los vivos y a los muertos van más allá que solo carne y hueso. Hay una conexión espiritual que compartimos con los muertos que ya moran en la presencia de Dios. Recordamos a nuestros seres queridos difuntos porque sabemos que realmente viven, y que un día los veremos cara a cara. Oramos por aquellos que nos han precedido, especialmente miembros de nuestras familias, recordando que los lazos de familia se fortalecen por medio de la fe que compartimos.

Pictures are mine, all rights reserved.  Lima, 2018.


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