Sabiduría para reconocer la diferencia

Sabiduría para reconocer la diferencia July 12, 2019

Cuando hice mi primera comunión recibí muchos regalos de amigos y parientes. Entre ellos  había una placa rectangular marrón de cerámica con unas manos unidas en oración en una esquina junto con las siguientes palabras, “Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia”. Esta oración ha estado colgada en mi dormitorio por todos estos años.

Este regalo de primera comunión fue un poco extraño ya que un niño de nueve años no puede apreciar la profundidad de estas palabras. Sin embargo al pasar los años esta oración siempre ha estado presente recordándome de la realidad que contiene. Como sacerdote me encuentro a menudo dando consejos a personas que batallan con ira, decepción, frustración y desesperación. Cuando se vive a diario la importante distinción que esta oración hace, uno puede abrir la puerta hacia la paz interior.

El autor Stephen Covey señala que cada persona tiene un círculo de preocupación y círculo de influencia. El círculo de preocupación incluye una serie de inquietudes como nuestra salud, nuestra familia y nuestro trabajo, pero también problemas como la creciente deuda nacional, el cambio climático y las guerras continuas. El círculo de influencia por contraste incluye aquellas realidades que podemos controlar directamente para generar un impacto concreto. Aquellos que se enfocan solamente en su círculo de preocupación, alarmándose siempre por cosas que están más allá de su control o influencia, rápidamente se amargan y desesperan porque se obsesionan sobre realidades que no pueden cambiar. Es importante identificar lo que está dentro del círculo de influencia para tomar medidas concretas. Si uno está destinado a influenciar algo en su círculo de preocupación, el primer paso será siempre dentro del círculo de influencia.

Consideremos la vida de Santa Teresa de Calcuta. Como joven religiosa que enseñaba en un colegio en la India, le conmovió la pobreza aguda del país. En lugar de preocuparse y desesperar sobre tal problema monumental, decidió dar un paso pequeño y concreto dentro de su círculo de influencia. Dejó su comunidad religiosa y comenzó a recorrer los barrios pobres de Calcuta buscando y cuidando a los moribundos. No podía solucionar todo el problema de la pobreza, pero si podía contribuir con pequeñas acciones concretas.  Al pasar el tiempo otras se unieron a ella, y poco a poco tuvo un impacto significativo a nivel mundial.

Perdemos tanto tiempo y energía enojados y frustrados con personas o situaciones que no podemos controlar. No importa que tan frustrado esté yo porque no puedo volar, nunca podré volar. Las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña vienen a mi mente: ¿“puede alguno de ustedes por preocuparse añadir un solo instante a su vida?” La respuesta es bastante simple pero difícil de poner en acción: hay que hacer lo que está delante de mí, hay que identificar las cosas que si puedo cambiar e influenciar, hay que tomar pasos pequeños y confiar que Dios ya está presente en las cosas fuera de mi control. A veces lo único que puedo controlar es lo que sale de mi boca y la forma que actúo.  Todo lo demás está fuera de mi alcance. “Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia”.

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