Adviento y el Paso del Tiempo

Adviento y el Paso del Tiempo

Cuando era un estudiante universitario decidí que el tiempo no me gobernaría. Me negué a usar un reloj y tampoco tenía un celular. Sorprendentemente, nunca llegué tarde a donde tenía que ir. Aprendí a estar atento a las personas y actividades que me rodeaban para determinar el paso del tiempo. Desarrollé un reloj interno bastante preciso. A pesar de mi deseo de rebelarme contra el tiempo, los relojes seguían marchando y el mundo seguía girando alrededor del sol. Aprendí la valiosa lección de que el tiempo no espera a nadie: nos impulsa hacia adelante queramos o no, y no se puede hacer nada para detenerlo.

Recuerdo los calendarios de Adviento de mi infancia que contenían un trozo de chocolate escondido para cada día. Recuerdo otros calendarios que cada día revelaban una pequeña imagen de uno de los diversos personajes presentes en el pesebre de Belén. Todas las mañanas junto con mi hermano y mi hermana hacíamos que las estatuas de los tres reyes magos dieran un pequeño paso hacia adelante mientras transitaban desde el comedor hasta la chimenea de la sala donde habíamos colocado el pesebre.  Avanzaban lentamente a medida que pasaban los días hasta el 6 de enero cuando llegaban ante el niño Jesús que habíamos colocado el día de Navidad.

A lo largo de los siglos hemos encontrado como seres humanos formas de marcar el paso del tiempo. Hemos aprendido a esperar y anticipar un evento futuro, pero también hemos encontrado formas de gozar el momento presente cuando deseamos que este dure para siempre. Medimos el tiempo en segundos, minutos, horas, días, semanas, meses y años. Las estaciones marcan el paso del año y el calendario litúrgico católico utiliza el paso del tiempo para ilustrar la historia de la salvación. La Navidad se celebra en la época más oscura del año para recordarnos que Jesús es la luz que nace en la oscuridad, mientras que la Pascua llega cuando la naturaleza vuelve a la vida después de un largo invierno. El 24 de junio recordamos el nacimiento de San Juan Bautista quien dijo: “Debo disminuir y él debe aumentar” en referencia a Jesús. Celebrado el día con mayor luz, San Juan Bautista disminuye como la luz también lo hace por seis meses hasta que nace Jesús el 25 de diciembre. Estas conexiones sin embargo solo se viven en el hemisferio norte y no en el sur del mundo. La Anunciación es el 25 de marzo, nueve meses antes de la Navidad. La celebración de los santos patronos denota días especiales para los fieles, parroquias, pueblos y naciones.

Hace poco mi hermana les explicó a mis sobrinos de cinco y tres años que una vez que se enciendan las cuatro velas de la corona de Adviento, será Navidad. Los chicos miraron emocionados la única vela encendida. La corona marca el paso del tiempo para ellos de una manera concreta, recordándoles que viene el nacimiento de Jesús y por supuesto también la anticipada visita de Santa Claus. El Adviento nos es dado para anticipar y prepararnos para cuando se enciendan las cuatro velas. Jesús santifica el paso del tiempo y lo usa para nuestro beneficio. Que su venida esta próxima Navidad no nos encuentre desprevenidos.

 


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