¿Qué hacemos nosotros Señor?

¿Qué hacemos nosotros Señor? December 16, 2012

 

Rio Jordan donde predicó San Juan Bautista

Al leer el evangelio de este domingo, una cosa saltó claramente en mi mente apenas terminé de leerlo: la expectativa que sentían las personas que hablaban con San Juan Bautista.  Estaban ansiosos de hacer lo correcto.  Estaban como niñitos antes de abrir sus regalos de Navidad: con una gran expectativa de lo que pronto ocurriría.

Tres veces le hacen la misma pregunta a San Juan Bautista y cada vez San Juan les contesta tranquilamente y concretamente:

“¿Qué hacemos?” le preguntan y él dice, “Repartan sus túnicas y su comida.”

Segunda vez le preguntan, “¿Qué hacemos nosotros?” “No exijan más de lo establecido.”

Tercera vez le preguntan lo mismo, “¿Qué hacemos nosotros?” “No hagan extorción.”

Al escuchar la Buena Nueva, que ya pronto llega el esperado, el mesias, la gente quiere cambiar sus vidas, quiere asegurarse de estar viviendo de una manera sana, buena y aceptable para Dios.  La gente espera vigilante y quiere cambiar su vida para estar preparada.

Cuentan que había dos hermanos que eran carniceros y el negocio les iba muy bien.  La clientela estaba buena y estaban ganando buena cantidad de dinero.  Un fin de semana uno de los hermanos fue a un retiro que le cambio la vida.  El lunes temprano en el negocio le empezó a hablar a su hermano de su experiencia y lo invitaba a ir al próximo retiro parroquial.

Pasaron dos semanas y el hermano no demostraba ningún interés en asistir al próximo retiro.  “¿Por qué no quieres ir al retiro, no te importa que tu alma esté preparada para el día de tu muerte?” le pregunto el hermano.  El hermano le contesto, “Si voy al retiro, me arrepiento de mis pecados y cambio mi vida, dime tú, ¿Quién va a pesar la carne para los clientes en el negocio? ¿Quién va a estar a cargo de la balanza?”

El hermano reconocía que el acercarse a Cristo iba a requerir un cambio en su vida diaria: ya no iba a poder engañar a sus clientes cobrándoles unos cuantos gramos más de carne.

Este señor reconocía una verdad que muchas veces ignoramos: el encuentro con Jesucristo nos transforma y exige un cambio concreto en nuestras vidas.  No es suficiente decir “Señor, Señor” para entrar al cielo, tiene que haber una conversión en el corazón.

El encuentro con Jesucristo requiere preguntarle a Jesús cada día, ¿Señor, que hago?  ¿Señor que debo hacer hoy para servirte y amarte?  Debemos imitar a los discípulos de San Juan y confiar que Jesús nos responderá y nos mostrará el camino.

Estas preguntas en sí, ¿Qué debemos hacer nosotros? ¿Qué debo hacer yo? son preguntas que nos impulsan a la acción.

Para ser buenos discípulos, debemos hacerle esta pregunta a Jesús.  ¿Cuál podrá ser su respuesta?  ¿A qué te podrá estar llamando Jesús?  ¿Qué debemos cambiar?

Debemos dejar atrás nuestros pecados, vicios y heridas, permitiendo al fuego purificador de Dios que nos renueve.

Debemos permitir que Cristo entre en nuestros corazones para poder amar a los demás como él nos ama.  Para hacer esto debemos dejar atrás celos y envidias, dando gracias a Dios por lo que hemos recibido.

Debemos hacer obras buenas, obras de amor y caridad, salir de nuestras propias preocupaciones y ansiedades e ir al encuentro de los demás, especialmente aquellos que viven bajo nuestro mismo techo para que haya más compresión y cariño en la familia.

Debemos buscar la justicia.

Debemos amar más.

San Juan Bautista prepara a sus discípulos para recibir y encontrarse con Jesús en la tierra.  Sus palabras hoy durante este tiempo de Adviento nos preparan a nosotros 2000 años después a estar listos para nuestro propio encuentro con Jesús.

Seguir a Cristo requiere más que palabras y acta de bautismo.  Seguir a Cristo requiere un cambio de vida, requiere un constante preguntar ¿Qué debemos hacer Señor?  Abramos nuestras mentes y corazones para escucharlo y encontrarlo durante esta Santa Misa, momento de oración y cercanía con nuestro salvador.

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