Dadme tus cansados, tus pobres

Dadme tus cansados, tus pobres July 29, 2013

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Los obispos latinos de los Estados Unidos publicaron una carta dirigida a sus hermanos y hermanas inmigrantes el 12 de diciembre del 2011. Treinta y tres obispos, encabezados por el Arzobispo Gómez de Los Angeles, expresaron su solidaridad con los millones de trabajadores indocumentados, instándolos a que “no se dejen vencer por el mal; antes bien, venzan el mal con la fuerza del bien” (Rom. 12:21).

Los obispos mencionaron uno de los obstáculos para lograr una reforma migratoria integral. “Lamentablemente, algunos aprovechan este ambiente de incertidumbre [económica] para despreciar al migrante y aun culparlo por esta crisis.  Sembrar el odio no nos lleva a remediar la crisis.  Encontraremos el remedio en la solidaridad entre todos los trabajadores y colaboradores – inmigrantes y ciudadanos – que conviven en los Estados Unidos.”

Como inmigrante y sacerdote que trabaja con inmigrantes, he visto algo de este desprecio y siembra de odio hacia los inmigrantes.  Después de yo responder a unas preguntas para el Macon Telegraph, el periódico publicó un artículo sobre la participación de inmigrantes en una marcha pro reforma migratoria en Atlanta.  Aunque sólo hablé sobre la dignidad del ser humano y que la Iglesia se interesa en las necesidades espirituales de su rebaño sin importar su estado legal, un lector del periódico respondió enojado, “si los sacerdotes pasaran más tiempo predicando el evangelio y la doctrina de la Iglesia y menos tiempo la ideología izquierdista que surgió después del Concilio Vaticano II y la teología de la liberación, la Iglesia no tendría todos los problemas está viviendo estos días. Pablo Migone está ayudando e instigando a estos ilegales y debe ser detenido junto con el resto de ellos.”

Lo que más me entristece sobre esta reacción es que su autor es probablemente una persona católica. Hablar de la dignidad del ser humano no es ni de izquierda ni de derecha, no es ni de antes ni de después del Concilio Vaticano II y no es de la teología de la liberación. Hablar de la dignidad del ser humano, especialmente de aquellos sin voz, es el cristianismo.

El desprecio y el odio deben ser abandonados cuando se habla de la reforma migratoria. En vez, se deben buscar y considerar los hechos. La Federation of American Scientists fue citada por el Obispo Taylor de Little Rock en una carta pastoral, informando que los inmigrantes pagan entre 90 a 140 mil millones de dólares en impuestos federales, estatales, prediales, a las ventas y seguro social.  Desde el 2005, 55 mil millones de dólares se agregan al “suspense archive” del Seguro Social por contribuyentes indocumentados que nunca recibirán beneficios.

El informe también señala que un 70% de inmigrantes llega en una edad optima laboral.  Los Estados Unidos no ha invertido en su crecimiento, sin embargo, estos trabajadores inyectarán unos $500 mil millones al sistema de seguro social en los próximos veinte años.

La Estatua de la Libertad en Nueva York ha recibido a inmigrantes por más de un siglo con las líneas del poema “The New Colossus” las cuales dicen, “Dadme tus cansados, tus pobres, tus masas amontonadas gimiendo por respirar libres.”  Esperemos que nuestro país, a través de una reforma migratoria justa, permanezca fiel a los sentimientos expresados en estas líneas.


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