Hace algunos meses asistí a la proyección de la película Spotlight, una película sobre la investigación que condujo el periódico The Boston Globe hace trece años por la cual se descubrió la presencia de abuso sexual cometido por sacerdotes en la Arquidiócesis de Boston. Esta misma película ganó ayer un Oscar por ser la mejor película del año.
La película fue difícil de mirar. Representó realísticamente el sufrimiento incomprensible de las víctimas de abuso sexual, la falta absoluta de los líderes eclesiásticos al enfrentar la presencia de predadores sexuales, la indignación expresada legítimamente por aquellos que descubrieron los casos de abuso y, por último, la angustia de los fieles creyentes cuya fe fue sacudida y muchas veces destruida por el comportamiento criminal de algunos sacerdotes y obispos.
Spotlight, titulada así ya que ese el nombre del equipo investigativo de The Boston Globe que condujo la investigación de la archidiócesis, revela poco a poco el funcionamiento interno del prestigioso periódico. La película no es sólo sobre los casos de abuso sexual en la Arquidiócesis de Boston, pero es también sobre el funcionamiento interno de The Boston Globe. La película no sólo atribuye responsabilidad en la iglesia católica por encubrir el abuso, sino en toda la comunidad. Una línea de la película que apunta a esto es “que si se necesita una comunidad completa para criar a un niño, se necesita también una comunidad completa para abusar a uno.” La película muestra cómo The Boston Globe mismo sabía ya por años del abuso sexual de menores, pero nunca lo publicó efectivamente. Abogados, padres y miembros destacados de la sociedad sabían de lo ocurrido, pero nadie había tomado medidas para eliminarlo.
Una vez escuché que cuando lo pillan a uno cometiendo un pecado, esto es una manifestación de la misericordia de Dios ya que el ser descubierto lleva al arrepentimiento y al cambio de comportamiento. Si a una persona nunca se le pilla cometiendo un pecado, la persona continua pecando y su alma permanece en peligro. Este simple principio se aplica a lo que ha sucedido a la iglesia católica en los Estados Unidos. Escandalosamente, por un tiempo, un número de sacerdotes abusaron de niños y sus superiores no respondieron como exige la ley. Ahora que el abuso ha salido a la luz, la iglesia católica ha sido capaz de arrepentirse y cambiar su comportamiento.
Lamentablemente Spotlight no indica los cambios que la iglesia católica ha iniciado como respuesta a la presencia del abuso sexual. Lo que esta película demuestra fue cierto en el año 2002, pero ya no es el caso hoy. En los Estados Unidos, desde la publicación del Charter for the Protection of Children and Young People en el 2002, la iglesia católica de los Estados Unidos se ha convertido en un líder nacional en sus esfuerzos para proteger a los menores. La iglesia también tiene en lugar las medidas más exigentes para proteger a los menores, incluyendo un entrenamiento de ambiente seguro para adultos voluntarios, chequeos de antecedentes penales y una política de cero tolerancia hacia el abuso sexual.
El descubrimiento realizado por The Boston Globe ha llevado directamente a una necesaria transformación de los procedimientos dentro de la iglesia católica. Otras instituciones, tanto seculares como religiosas, ahora miran a la iglesia católica buscando una orientación en cuanto a la protección de menores.
Muchos hombres continúan respondiendo al llamado de Dios para servir en la iglesia como sacerdotes. No es fácil ser un sacerdote en la sociedad actual. Desgraciadamente, aunque miles de aviones aterricen bien en sus destinos, es el un avión que se estrella el que llega a las noticias. Aunque miles de sacerdotes y obispos sirven al pueblo de Dios fielmente y con amor, los graves errores de unos pocos han opacado la autenticidad de la iglesia al predicar el evangelio. Tomará años de fiel servicio al evangelio para recuperar la confianza incondicional que muchos tenían en la iglesia, tanto católicos como no católicos.
Un solo caso de abuso cometido por un sacerdote es ya una situación intolerable.
Al final de todo, Spotlight puede verse como una película con valor redentor. La revelación del dolor de las víctimas y de los muchos fieles que se sintieron traicionados por la iglesia que amaban, ha llevado a una reforma seria dentro de la iglesia que le ayudará a garantizar que otros niños no sean víctimas de tales abusos.
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