Cruzando hacia el camino de la Paz

Cruzando hacia el camino de la Paz October 29, 2016

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En julio del 2016 viajé a Ruanda con Catholic Relief Services como miembro de una delegación. Lo que vi y oí de la gente que conocí en este país renovó mi fe en el poder del perdón y la reconciliación para establecer paz entre personas, entre naciones y dentro de uno mismo.

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Justine perdió a su hermano en 1996 cuando refugiados de Ruanda y Burundi lo asesinaron despiadadamente. Su cuerpo sin vida fue atado a un carro y arrastrado, dejando la cara del joven irreconocible. Justine y su familia no sólo quedaron con sus corazones quebrantados, pero también indignados ante este acto violento y sin sentido realizado por los refugiados. Cuestionando su fe, por seis años Justine dejó de ir a la iglesia, y también por seis años no se atrevió cruzar la frontera de su país a Ruanda. “Estos ruandeses mataron a mi hermano”, afirmó el día que le oí contar su historia. “No quería verlos”.

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Justine

Hace dos años, Justine fue invitada por su párroco a un taller organizado en parte por su diócesis de Bukavu en la República Democrática del Congo. El taller sería un encuentro de 60 mujeres de tres países y cuatro diócesis, para iniciar un programa piloto denominado COSOPAX, que del francés se traduce a Mujeres Comerciantes Solidarias por la Paz. Esta iniciativa, la cual está a cargo de las diócesis de Cyangugu (Ruanda), Bujumbura (Burundi), Bukavu (Congo) y Uvira (Congo), es un proyecto transfronterizo principalmente financiado por Catholic Relief Services (CRS) con un doble objetivo: sentar las bases necesarias para fomentar la paz y fortalecer oportunidades económicas. COSOPAX ha unido a mujeres de Ruanda, Burundi y la República Democrática del Congo, tres países con relaciones profundamente dañadas debido al sufrimiento prolongado de sus ciudadanos causado por rencores, guerras y prejuicios.

Las cuatro diócesis participantes identificaron mujeres comerciantes que cruzaban las fronteras de estos tres países diariamente para comprar y vender productos como arroz, harina, frutas, ropa y pescado. Ellas se convertirían en puentes entre las tres comunidades. Como parte de COSOPAX, las participantes han asistido a una serie de talleres enfocados en la resolución de conflictos y la superación de prejuicios, convirtiéndose por medio de estos en promotoras comunitarias y líderes con la habilidad de influir y movilizar a los demás. También se benefician aprendiendo mejores prácticas para sus negocios y estableciendo un fondo común para ahorrar dinero y pedir préstamos.

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Con Justine en el comedor del centro de retiros de la Diocesis de Cyangugu

Una de las participantes de COSOPAX llamada Ida compartió que para ella, es aun difícil creer que como mujer ella puede desempeñar un papel esencial en la búsqueda de la paz. “No es sólo el trabajo de la policía, el ejército y los políticos,” explicó Ida. A estas mujeres como Ida se les ha dado los instrumentos necesarios para tener un impacto positivo en sus comunidades. “Tenía odio hacia mis hermanos y hermanas en Ruanda,” confesó Hortense. “Era desafiante, colérica, mi cara se veía estresada”. El día que Hortense le rogó a Dios desesperada, “¿por qué es mi vida así?” es el mismo día que recibió la invitación para ser parte de COSOPAX. Está convencida que Dios respondió su oración ese día por medio de esta iniciativa.

El programa identificó mujeres comerciantes porque ellas ya cruzaban las fronteras nacionales diariamente, entrando en contacto con una gran variedad de personas. Puesto que las mujeres son quienes forman los pensamientos y corazones de los niños, toda transformación en ellas pasará a la siguiente generación. ¡Un grupo de sólo cuatro mujeres congoleñas tenían un total de 26 hijos! Françoise explicó que “el odio ya está en el corazón de nuestros hijos”. Trabajando de cerca con estas mujeres, es posible cortar ciclos de odio y prejuicio.  COSOPAX está ocasionando un cambio institucional dentro de familias y en comunidades enteras, al trabajar con un grupo diverso de mujeres. Sofía, otra participante, observó que “para obtener la paz, es necesaria la inclusión de personas de diferentes categorías: congoleños, burundeses, ruandeses, católicos, protestantes, y musulmanes. Uno no encuentra la paz si uno vive aislado”. Es natural que un programa diseñado para unir personas, no sólo acoge a mujeres de diferentes países, sino que también incluye a católicos, protestantes y una musulmana. El buen fruto que ya se ha cosechado de este programa está beneficiando a miles, por medio del contacto que las participantes tienen a diario con otros.

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Vista del Congo desde Ruanda al otro lado del Lago Kivu

Las dieciséis mujeres que oí hablar en Cyangugu, Ruanda sobre sus vivencias en COSOPAX han tenido una experiencia de sanación y apoyo. No sólo han aprendido cómo erradicar prejuicios, pero también han adquirido habilidades para manejar mejor sus negocios, lo cual les ha beneficiado económicamente. Han aprendido cómo llevar la contabilidad de sus negocios, cómo ahorrar dinero y cómo ayudarse mutuamente.  Una participante compartió con gran gozo que había sido capaz de ahorrar suficiente dinero para comprar una gallina y un par de anteojos para su hijo. También participan en obras de caridad como grupo, visitando a los enfermos y contribuyendo con los necesitados. Todas expresaron su deseo que COSOPAX continúe y crezca. Por ahora esto sólo será posible por medio del continuo apoyo de Catholic Relief Services y las diócesis participantes. El programa es financiado y asistido por CRS, así que toda donación hecha a CRS permite que este programa continúe.

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Personas conversan despues de la Misa en la Catedral de Cyangugu

A Justine le atrajo primeramente la asistencia que COSOPAX le aportaría para el bien de su negocio.  La idea de reunir señoras de Ruanda, Burundi y Congo la ponía nerviosa, pero igual asistió al taller inicial esperando aprender nuevas prácticas de trabajo. Con una gran sonrisa ahora admite el miedo que tenía al inicio, ni siquiera quería estar en el mismo salón con mujeres de otros países.  Confiesa que tenía miedo de que una la matara. Al continuar el taller, percibió la visión de COSOPAX y eligió permanecer. Ahora comprende que a pesar de sus muchas diferencias, todas son hermanas en Cristo. En cuanto a la muerte de su hermano, COSOPAX facilitó una intuición nueva y profunda en su corazón: “Comprendí que la culpa es individual. No todos los ruandeses ni todos los burundeses mataron a mi hermano. No es correcto culparlos a todos”. Esta nueva manera de pensar le permitió iniciar la sanación de una herida muy profunda.

El trabajo de CRS en Ruanda y el mundo entero transforma vidas facilitando cambios profundos en la sociedad.  CRS proporciona conocimiento y financiamiento a sus asociados para que desarrollen y ejecuten programas que cubran las necesidades de sus comunidades. COSOPAX es uno de muchos programas que son posibles por medio de generosos benefactores. La bondad de los benefactores transforma vidas y comunidades, permitiendo que el evangelio se encarne a través del trabajo de CRS en nombre de Cristo y su Iglesia.  De la misma manera que una participante ruandesa dijo, “hemos visto que los congoleños son nuestros amigos”, debemos reconocer nosotros a cada persona como un amigo en necesidad, sin permanecer indiferentes, pero más bien respondiendo concretamente con oración y acción.

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Niños miembros de un coro afuera de la Catedral de Cyangugu

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