Santos Simon y Judas Tadeo: Dios siempre obrando

Santos Simon y Judas Tadeo: Dios siempre obrando 2017-10-27T11:01:40-05:00

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Al extremo sur de la Basílica de San Pedro en Roma hay un altar dedicado en 1963 por el Papa Juan XXIII a San José, el esposo de la Virgen María. El mosaico sobre el altar muestra la imagen tradicional del santo con Jesús cargado y un lirio blanco en su mano. Proclamado patrono de la Iglesia universal en 1870 por el Papa Pío IX, la dedicación de este altar casi un siglo más tarde asegura la presencia central de San José en la basílica.

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Previo al año 1963, el altar era conocido como el altar de los santos Simón y Judas Tadeo, dos de los doce apóstoles de Jesús. Sus restos se conservan bajo el altar en un pequeño sarcófago muy antiguo. El 28 de octubre del 2008 decidí asistir a Misa en este altar para conmemorar la fiesta litúrgica de estos santos. Llegué a San Pedro a las 7:00am y me paré junto a la puerta de la sacristía para esperar a algún grupo que celebrara Misa en ese altar. Después de unos pocos minutos noté que un grupo grande de peregrinos de los Estados Unidos se preparaba para celebrar una misa ahí, así que tomé asiento y esperé que se acerque al altar el sacerdote vestido de rojo.

Al iniciar la Misa me sorprendí cuando el sacerdote entre sus primeras palabras no mencionó a los apóstoles enterrados bajo el altar.  “Seguramente los mencionará en su homilía,” pensé. Durante la homilía el sacerdote no dijo absolutamente nada sobre el significado de este altar en esta fecha de fiesta.  Ni siquiera mencionó a los santos Simón y Judas Tadeo. “Seguramente los mencionará antes de la bendición final,” pensé, pero quedé nuevamente decepcionado. Aunque yo si sabía bien la importancia del altar, pensé en los pobres peregrinos que nunca sabrían la gran bendición y privilegio que habían recibido al asistir a la Misa en la tumba de los apóstoles en su día de fiesta. Esto me fastidió tremendamente por el resto del día hasta que entré a la capilla del seminario antes de ir a dormir.

El hecho de que estos peregrinos no sabían que estaban en presencia de las reliquias de los santos Simón y Judas Tadeo en su día de fiesta no disminuyó el hecho de que estuvieron allí presentes y que Dios actuó de una manera especial en sus vidas por medio de esto. De la misma manera que un bebé no tiene idea de lo que está ocurriendo cuando se le bautiza pero Dios igual actúa en el alma de ese bebé, así también los peregrinos no tenían idea de la bendición que habían recibido, pero el no saberlo no impidió que Dios actúe en sus almas. A menudo somos como estos peregrinos ya que nos encontramos en medio de la obra de Dios y no sabemos reconocerlo.  Dios actúa en nuestras vidas como un verdadero padre a pesar de que muchas veces ni cuenta nos damos y no sabemos agradecerle.  Dios no deja de llamarnos a sí mismo, especialmente aquellos más distantes de él, y a pesar de nuestra indiferencia, él nunca se da por vencido.  Aprendí una gran lección en la fiesta de los santos Simón y Judas Tadeo: Dios siempre está obrando esté yo consciente de aquello o no, así que debo siempre permanecer agradecido por sus muchas grandes obras.

 

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Altar de San Jose

Foto usada con permiso

Pictures are not mine, used with permission and permission is noted.  Picture of Saint Jude above credit here.


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