¿Quién Es Mi Prójimo? Una Reflexión Sobre El Inmigrante

Le preguntaron a Jesús, “¿maestro, que debo hacer para heredar la vida eterna?”

El respondió: “amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo.”

Continuaron con otra pregunta: “¿y quién es mi prójimo?”

Jesús contestó con la gran parábola del Buen Samaritano.

Para heredar la vida eterna debemos imitar al Buen Samaritano. Debemos amar a aquellas personas que son diferentes a nosotros. Debemos amar a aquellos que nos cuesta amar. Debemos amar a aquellos que el mundo no ama para que sean transformados por amor.

Es providencial que este es el evangelio este domingo cuando tantos inmigrantes están viviendo momentos de mucho temor a causa de las anunciadas redadas por ICE.

Lo que más me preocupa hoy en día es la prominente retórica que deshumaniza a los inmigrantes: documentados o indocumentados. Ha habido un notable cambio negativo en las palabras y acciones referentes a los inmigrantes estos últimos años. ¿Qué significa amar al prójimo en el contexto que estamos viviendo ahora?

Los hechos son irrelevantes. La política de inmigración se ha convertido más divisiva que nunca. Ideología ha reemplazado el sentido común y hasta la realidad. A través de todo esto el mensaje del evangelio perdura al desafiar a los creyentes que reconozcan la dignidad de cada ser humano. Las palabras de Jesús siempre aplican: “Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver.”

Nuestro sistema migratorio ciertamente necesita ser reformado, pero esta reforma no debe ser secuestrada por los políticos. Es inaceptable generar miedo y odio hacia el prójimo y en el prójimo mismo. ¿Ha perdido la sociedad predominante el sentido que estamos hablando de seres humanos en la frontera?

Cuando estaba recién ordenado, ICE detuvo a nueve hombres en un parqueadero cercano a mi parroquia. Uno de los feligreses mayores que era el mismo indocumentado me comentó que estaba aliviado por el arresto de estos hombres porque estaban vendiendo droga. Si los retenes de ICE solo arrestaran y deportaran a personas como estas, bienvenidos serian. Pero no es justo que causen pánico y temor en la gran mayoría de inmigrantes indocumentados que trabajan cada día buscando un futuro mejor para ellos y sus familias. Que lo hagan sin amenazar a los millones de inmigrantes que dejaron sus tierras desesperados y tuvieron que tomar decisiones extraordinarias para el bien de sus familias.

La iglesia católica ha sido y seguirá siendo un defensor de los oprimidos y aquellos que no tienen voz, y esta realidad actual no es una excepción.

“¿Maestro, que debo hacer para heredar la vida eterna?”

“Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo.”