El Buen Pastor del Inmigrante

El Buen Pastor del Inmigrante April 22, 2024

Esta es una homilia predicada el fin de semana del Buen Pastor a mis parroquianos que son todos inmigrantes, o hijos de inmigrantes.

Imagínense a una ovejita del rebaño de Jesús, que, atraída por praderas verdes y aguas frescas, se separó del rebaño.  Al inicio estaba de lo más contenta, había tanto para comer, y su barriguita quedó bien llena. El agua tan fresca le calmó su sed.  En eso, la ovejita levantó la mirada, ¿y que noto?  Que ya no estaba el pastor, y ya no estaban las otras ovejas que conocía.  Se encontró lejos de todo lo que ella conocía, y se sintió completamente desorientada.  Su familia, sus amigas, su pastor, todo lo que para ella era familiar, había desaparecido.

Aunque había suficiente para comer y beber, la ovejita se sentía desconcertada.  Se sentía arrancada de raíz. ¿A dónde ir?  ¡Que alegría habrá sentido cuando nuevamente vio a su buen pastor que vino a buscarla!  Finalmente, una cara conocida que la buscaba y la cuidaba, alguien que la pudo guiar de regreso hacia el rebaño.

Por muchos años, esta imagen que Jesús utiliza para describirnos como sus ovejas y a el mismo como el Buen Pastor, me ha dado mucho para meditar.  Especialmente, como esta imagen representa una experiencia que todos los que estamos en esta iglesia hemos vivido.  La experiencia de ser inmigrante, experiencia que incluye también a los hijos de inmigrantes, aunque hayan nacido en este país.

El inmigrante se encuentra en praderas diferentes, muchas veces por razones fuera de su control.  Puede ser la falta de oportunidad o de trabajo, por hambre, persecución, opresión o injusticia, cuantas razones por las cuales uno deja las praderas de su propio país para buscar praderas que prometen una mejor vida.  Uno deja su cultura, sus raíces, sus familias, sus sociedades, todo lo que nos arraiga, todo lo que nos da una identidad firme.

El inmigrante vive en praderas que nunca serán suyas, porque uno viene en otro lugar, pero a la vez, cuanto más uno vive en esas praderas nuevas, menos se identifica uno con las praderas que dejó atrás.  Cuantas veces, uno no se siente ni de acá ni de allá.

El ser inmigrante es vivir una existencia lejos de sus raíces y todo lo que es familiar para uno, y de navegar a través de un lugar distinto.  Uno se encuentra como la ovejita perdida.  ¿Dónde pertenezco?

Nunca olvidaré a una señora que conocí cuando estaba yo recién ordenado.  Batallaban ella y su esposo, él estaba muy enfermo y tenía dificultades para tener acceso a tratamientos médicos por no tener papeles.  Me dijo ella,” Padre, acá en los Estados Unidos, no quieren que estemos, y si regreso a mi pueblo en México, tampoco quieren que estemos, porque si regresamos nos matan.  ¿Cuándo encontraremos un lugar donde si nos quieran?

Ser inmigrante es vivir una existencia con las raíces expuestas.  Es vivir entre dos praderas, y a veces, especialmente para los nacidos aquí de padres inmigrantes, puede crear una crisis fuerte de identidad.  Mi nombre y mi cara me dicen que soy latino, pero casi no hablo español – nací aquí en los Estados Unidos, pero todos me preguntan que de donde soy.

Recuerdo un caso de un joven injustamente arrestado en Augusta.  Fue una situación muy difícil.  Su hermana menor, nacida acá, le dijo a su mamá, “mamá, quiero que quemes mi pasaporte americano – si los Estados Unidos no quiere que mi hermano esté aquí, pues yo no quiero ser de ese país.”

Hace poco, los políticos aquí en Georgia pasaron leyes contra inmigrantes cuando un inmigrante cometió un crimen violento, pero cuando seis inmigrantes murieron trabajando en el puente que se derribó en Baltimore, no hay ningún agradecimiento a todos los inmigrantes que trabajan duro, día a día por el bien de sus familias y de este país.

Cuando una planta tiene sus raíces expuestas, esa planta no puede vivir por mucho tiempo.  Igual el inmigrante, si uno no hecha raíces, también, uno puede perder su norte y perderse.

¿Dónde podemos encontrar como inmigrantes praderas verdes para echar raíces?  ¿Dónde podemos encontrar un rebaño al que siempre pertenecemos?

Como inmigrantes, encontramos nuestra identidad en Jesús, el Buen Pastor, a cuyo rebaño siempre pertenecemos, no importa donde estemos.  Jesús nos ancla como persona – toda ovejita que se pierda o quizás se descarrile, siempre encontrará un lugar en el rebaño del Buen Pastor.

San Pablo escribió que somo “ciudadanos del cielo.”  Como inmigrantes que hemos sido desplazados de nuestras patrias, encontramos en Cristo nuestra identidad como ovejitas que pertenecen al rebaño del buen Pastor.

En nuestra iglesia encontramos praderas verdes y aguas frescas.  Así como la ovejita perdida sintió alivio al ver nuevamente al pastor, así también, encontramos alivio al encontrar a nuestra iglesia aquí, en este país.  A Jesús que nos espera para darnos la bienvenida a su rebaño.

Encontremos en Jesús el consuelo que nos fortalece al saber que somo hijos de Dios.  Aquí siempre pertenecemos, miembros del único rebaño del Buen Pastor.

Picture from the Public Domain.

 

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