Encuentro con el Otro

Encuentro con el Otro 2016-03-04T16:49:46-05:00

DSC00076Cada persona percibe la realidad a través de sus sentidos. Cada colección de experiencias es única, no puede ser duplicada, ni puede ser compartida. Incluso cuando una experiencia es vivida junto a otro, la percepción de cada individuo de la experiencia es única.

Cuando tenemos un encuentro con otra persona, nunca sabemos de dónde es que él o ella viene. Ignoramos las luchas, victorias, alegrías y fracasos que influyen sus puntos de vista y decisiones. Nunca conoceremos toda la historia. Mientras estaba en la secundaria, leí una historia en el libro de Stephen Covey titulado Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva la cual transmite esta realidad y enseña que uno no debe juzgar al tener un encuentro con el otro, precisamente porque uno no conoce toda la historia.

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Un señor regresaba a casa en el metro después del trabajo cuando un hombre con varios niños subieron al tren. Los niños comenzaron a gritar, saltar y correr, perturbando el silencio de los viajeros. El padre de los niños simplemente se sentó y cerró los ojos sin prestar atención a los niños. El viajero quedó tan molesto e irritado por la falta de atención que el papa brindaba a sus hijos que le dijo en protesta, “Señor, sus hijos están molestando a todos aquí, ¿podría controlarlos mejor?” El hombre abrió sus ojos lentamente y respondió: “bueno, supongo que ninguno de nosotros sabe cómo actuar, acabamos de dejar el hospital donde la mamá de los niños acaba de morir. Lo siento por su molestia.”

Covey describe este momento como un cambio de paradigma. El señor había juzgado, y añadiendo un pedazo de información sumamente importante, su percepción de la situación cambió drásticamente. Su ignorancia sobre la realidad del señor y sus hijos lo llevó a la irritación, pero adquiriendo un poco más de información, su irritación se transformó rápidamente en compasión y amor.

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Durante mi tiempo en la universidad, estaba una vez en misa en la capilla la cual estaba llena.  Al ver a una señora mayor parada, me paré para ofrecerle mi asiento.  Cuando giré para mostrarle a la señora donde podía sentarse, vi a un joven tomar mi asiento. ¡Estaba furioso! ¿Cómo podía este joven estudiante sentarse cuando había tantas mujeres paradas? Por meses, cada vez que veía a este joven me enfurecía por dentro recordando su falta de cortesía. Después de algunos meses, este mismo joven iba caminando delante mío conversando con un amigo. Pude escuchar la conversación, “mira, tengo una condición muscular en las piernas que no me permite permanecer parado por mucho tiempo, tengo que estar o caminando o sentado.” Viví un cambio de paradigma. Había juzgado y estaba muy equivocado.

Cuando tenemos un encuentro con otra persona, estamos llamados a encontrarnos con amor, compasión y respeto. Nunca conocemos toda la historia, y si asumimos que si la conocemos, somos propensos a ser poco caritativos, injustos y a cometer grandes errores.

Todas las fotos son mias, con derechos reservados.  Yo tomé estas fotos en una aldea flotante en Cambodia, como a dos horas de Siem Riep, 2014.

 


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