De fuego y pétalos de rosa

De fuego y pétalos de rosa May 22, 2018

En el día de Pentecostés hace nueve años vi miles de pétalos de rosa descender gradualmente desde el enorme óculo del Panteón de Roma. Bomberos escalaron este edificio, el más antiguo del mundo aún en uso, y dejaron caer miles de pétalos rojos como una lluvia ligera sobre los fieles reunidos después de la Misa. Fue apropiado que los bomberos hagan esto, pues Pentecostés es su fiesta patronal.

Click here for English

Esta poco conocida pero espectacular tradición comenzó en el año 609 D.C., y representa el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles como lenguas de fuego en el cenáculo.  Alzando mi mirada contra la luz del sol que ingresaba por el óculo del edificio, los pétalos parecían estar encendidos como llamas de fuego. Se escuchaban gritos de asombro surgir de la multitud que admiraba los pétalos caer.

San Ireneo, obispo de Lyon, Francia hace más de 1800 años, escribió que el Espíritu Santo es como el agua que transforma la harina seca en masa. Esta imagen es tan simple que hoy después de siglos es aun entendible. El Espíritu Santo es la humedad que une la harina y permite que se convierta en un molde de pan. La harina se desparece fácilmente, ensuciando todo, pero añadiendo un poco de agua o un huevo hay un cambio inmediato ya que la harina empieza a fusionarse y hacerse una sola cosa.

En el primer día de Pentecostés cuando el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, aunque personas habían venido a Jerusalén de todo el mundo para las festividades, todos los presentes se convirtieron en un solo molde de pan a través del poder del Espíritu Santo. Todos entendían la predicación de los apóstoles, y  a pesar de que hablaban diferentes idiomas todos se alegraron al comprender la buena nueva que predicaban las apóstoles.

A veces el Espíritu Santo se simplifica demasiado al ser representado por una paloma o una llama de fuego, cuando la realidad es que el Espíritu Santo es Dios entre nosotros.  Es por medio del Espíritu Santo que recibimos nuestra fe y a través de él que hacemos todas las cosas. Como escribió San Pablo: “nadie puede decir que Jesús es el Señor excepto por el Espíritu Santo.”

El Espíritu Santo es nuestro guía y ayuda, nuestro defensor que aboga nuestra causa. El Espíritu Santo toma lo poco que podemos ofrecerle a Dios y lo multiplica. Por cuenta nuestra no podemos hacer mucho, pero cuando actuamos por el Espíritu Santo podemos lograr cosas extraordinarias. El Espíritu Santo nos une a todos en una misma misión y nos permite alcanzar grandes cosas para la gloria de Dios.

De la misma manera que pétalos de rosa cayeron delicadamente sobre los fieles reunidos en el Panteón de Roma, el Espíritu Santo ha sido enviado por el Padre sobre todos sus hijos e hijas. El Espíritu Santo desciende sobre todo para transformarlo y encaminarlo hacia el Padre. Mi experiencia en el Panteón hace nueve años me dio una hermosa experiencia visual de como el Espíritu Santo desciende sobre todos los hijos de Dios.  Al caer los pétalos rojos sobre las cabezas de los fieles, estos se transformaron en un recordatorio tangible de la presencia del Espíritu Santo entre nosotros.

Picture used with permission, taken from here.


Browse Our Archives