La felicidad sólo es real cuando es compartida

La felicidad sólo es real cuando es compartida January 15, 2019

Recientemente vi una película lanzada en el 2007. Había escuchado que era excelente, pero no encontraba la historia muy interesante: un joven se va de excursión a Alaska y muere poco antes de regresar a la civilización al erróneamente comer semillas venenosas. Ahora reconozco que estuve muy equivocado. La historia de Christopher McCandless es extraordinariamente conmovedora. Es una historia de descubrimiento, sanación y lamentablemente de una muerte prematura.

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En un momento semejante a la vida de San Francisco de Asís, McCandless decide después de graduarse de la universidad donar sus ahorros a una organización caritativa, rechazar un carro nuevo de sus padres, destruir sus documentos de identificación y embarcarse en una aventura con nada más que una mochila. El joven rechazó el mundo materialista en el que fue criado al despreciar la hipocresía y la preocupación por el “qué dirán”. Durante dos años McCandless atravesó miles de kilómetros a lo largo de los Estados Unidos usando el nombre “Alex Supertramp”. Aunque lo hizo para rechazar su crianza y buscar una sanación interna, el joven no pudo evitar ser el producto de su propio pasado. Ciertamente uno puede tomar un nuevo camino en la vida, pero nada puede borrar el pasado – la nueva dirección que McCandless tomó fue consecuencia directa de su pasado.

Christopher forjó amistades significativas durante sus aventuras. Aunque nunca contactó a sus padres y hermana, el joven compartió tremenda sabiduría con aquellos que conoció. Su aventura más grande sería la misma que le quitaría la vida: pasar tiempo a solas en la naturaleza de Alaska. Por más de 100 días Christopher vivió en un autobús abandonado en el Stampede Trail cerca de la ciudad de Healy. Durante esos días cazó, escribió y leyó a sus autores favoritos como Jack London, Henry David Thoreau, Ralph Waldo Emerson y León Tolstoy.

En búsqueda del propósito de su vida y de sanación en Alaska, es significativo que Christopher escribió las siguientes palabras al final de su aventura: “La felicidad sólo es real cuando es compartida”. Este joven independiente que huyó de su familia y no estaba dispuesto a establecer raíces propias se dio cuenta de que la felicidad sólo se alcanza cuando se comparte con los demás. ¿Tal vez esta epifanía inició su deseo de volver a la civilización? Lamentablemente esto no se dio ya que Christopher murió solo en el autobús abandonado envuelto entre frazadas. La película Hacia Rutas Salvajes capta magníficamente esta desgarradora tragedia.

A solas en la naturaleza McCandless comprende que como ser humano debe compartir quien él es con los demás para alcanzar la felicidad. En la Santa Trinidad, las tres personas divinas constantemente se relacionan las unas con las otras, compartiendo quienes son, y nosotros creados a imagen y semejanza de Dios, imitamos más perfectamente a Dios cuando compartimos quienes nosotros mismos somos con los demás. San Francisco de Asís entendió esto y fundó comunidades de frailes para que al compartir en una vida común pudieran lograr la felicidad. La sabiduría de McCandless capta correctamente la naturaleza de nuestro Dios que existe en relación eterna y también nuestra experiencia de encontrar la felicidad sólo cuando compartimos quienes somos con los demás. Es una terrible tragedia que Christopher McCandless fue robado de la oportunidad de poner en acción su propia sabiduría. Que descanse en paz.

Picture is mine, all rights reserved.  Alaska, 2012.


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