Educación y Escuela en el Año de Fe

Uno de los dones de ser Católico, es la tradición que nos soporta. No se tienen que inventar todas las cosas. El Año de Fe nos enfoca no solo en nuestra fe, pero también en el lugar primario y principal donde se crece, enriquece y aumenta la fe cristiana. La educación religiosa.

En este espíritu educacional, pongamos atención a las palabras de la “Declaración Sobre La Educación Cristiana de la Juventud,” promulgado por el Concilio Vaticano II.

Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y, por tanto, hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación familiar es de tanta transcendencia, que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación integra personal y social de los hijos. La familia es, por lo tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan. Sobre todo en la familia cristiana, enriquecida con la gracia y los deberes del sacramento del matrimonio, importa que los hijos aprendan desde los primeros anos a conocer y a adorar a Dios.

Hoy en día el sitio primario de la educación se considera ser la escuela. Lo escolar se ha confundido con lo educacional. Pero todos sabemos que uno puede ser sumamente escolarizado, puede tener diplomas y certificados y una carrera profesional, y todavía puedo ser una persona imbécil y mal educada. A la misma vez, hay otros sin experiencia escolar que tienen una sabiduría simple y una educación muy alta en lo que cuenta.

El primer sitio escolar es la casa, el hogar. Los primeros maestros y educadores son los padres y familiares, los vecinos y amistades, la parroquia. Ésta es una escuela integral donde empieza una educación sin fin o graduación. El currículo es la vida. La meta no es un salario — es la santidad.