Alegría de la Navidad

Alegría de la Navidad 2016-03-25T17:15:33-05:00

DSC06399

Este año tuve la enorme bendición de celebrar misa en la Basílica de la Natividad en Belén. Treinta peregrinos nos apachurramos en la pequeña cripta debajo del altar de la antigua basílica donde una estrella de plata edificada en tiempos de las cruzadas marca el lugar donde nació Jesucristo. Durante diecisiete siglos, la Basílica de la Natividad ha protegido el lugar donde ocurrió una de las historias más frecuentemente contadas de la humanidad. Una historia que ha despertado fe, inspirado artistas, concedido esperanza y promovido hospitalidad.

IMG_3084

Ya en el segundo siglo, San Justino Mártir escribió lo que había aprendido sobre el nacimiento de Jesús. Afirmó que “en el momento del nacimiento del niño en Belén y al no tener un lugar para quedarse en ese pueblo, José se detuvo en una gruta cerca del área poblada; y mientras estaban allí, María dio a luz a Cristo y lo acostó en un pesebre.” Peregrinos tienen hoy la oportunidad de orar en esa misma gruta, tocando sus paredes y besando la tierra misma donde la humanidad y la divinidad se unieron para recibir nosotros la salvación.

Al contemplar María y José el rostro de su hijo recién nacido, se convirtieron en las primeras personas en ver a Dios cara a cara. El Dios invisible de sus antepasados apareció en medio de ellos. En palabras de San Pablo, en esa gruta Jesús nos dio por primera vez en la historia la “imagen del Dios invisible”. Lo que estaba oculto fue revelado, y lo que era inaccesible de repente podía ser cargado en los brazos de una madre.

La buena nueva fue anunciada primero por ángeles a pastores que estaban cerca. En el siglo cuarto, San Jerónimo describió una “iglesia de los pastores” cerca de Belén donde había una gruta y un altar marcando el lugar donde los ángeles se aparecieron a los pastores.” Es bueno considerar que la buena nueva de salvación se anunció primero a un grupo de hombres nómades que ambulaban por el campo buscando comida y agua para sus ovejas. Tomando la expresión que el Papa Francisco utiliza a menudo, los ángeles llevaron su anuncio al margen de la sociedad y este fue bien recibido allí. Los pastores se dirigieron inmediatamente a la gruta para adorar al niño. De lo contrario, cuando los reyes magos comunicaron a Herodes del nacimiento del rey de los judíos, Herodes inmediatamente quedó perturbado e inició considerando como podría eliminarlo.

Nuestro creador se ha convertido como nosotros en todo menos el pecado: este es el misterio de la encarnación y la fuente de la alegría navideña. Durante este tiempo de Navidad, celebramos que Dios nos ama tanto que ha venido a habitar entre nosotros, y así reconciliarnos a sí mismo. No todos tienen la oportunidad de ser peregrinos en Tierra Santa y visitar la gruta de Belén, pero todos pueden alegrarse con el anuncio de la buena nueva de salvación y abrir sus corazones al niño nacido en Belén.

Pictures are mine, all rights reserved.


Browse Our Archives