La Iglesia Mexicana Reprende al Santo Niño Huachicolero, Patrono de los Ladrones de Gasolina, Como Peor que la Santa Muerte

La Iglesia Mexicana Reprende al Santo Niño Huachicolero, Patrono de los Ladrones de Gasolina, Como Peor que la Santa Muerte February 26, 2019

Co-autoria por la Dra. Kate Kingsbury* y el Dr. Andrew Chesnut. Traducido del ingles por la Dra. Fabiola Chesnut, Jefa del Departamento de Artes Finas en Huguenot High School en Richmond, Virginia.

Solo apareció hace dos años, pero la iglesia católica en México ya está condenando al santo popular más nuevo de México por ser peor que la Santa Muerte. El Santo Niño Huachicolero apareció de la nada en las redes sociales en 2016 y ha causado tal consternación que tanto el Arzobispo de Puebla como la Arquidiócesis de México han reprendido al santo popular surreal de ser peor que la Santa Muerte porque es una distorsión blasfema del propio Cristo Niño.

El (los) creador (es) anónimo (s) del controvertido santo folclórico alteró ligeramente la imagen del Santo Niño de Atocha, una conocida manifestación del Niño Jesús en México, cambiando su icónico baston y flores por una lata de gasolina y un sifón. Las latas de gasolina y los sifones son herramientas de comercio para los huachicoleros o los ladrones de gasolina que buscan en el santo popular la protección contra la aplicación de la ley y las explosiones de gasoductos, como el reciente caso en el estado de Hidalgo que mató a decenas, incluso niños.

Los lectores que no estén familiarizados con el intrigante paisaje religioso mexicano podrían estar preguntándose sobre el término “santo popular”. A pesar de tener la segunda población católica más grande del mundo y la segunda nación más católica en América Latina después de Paraguay, México, al igual que gran parte de América Latina, es hogar de decenas de santos populares que no son reconocidos por la Iglesia pero que son considerados operadores de milagros por sus millones de devotos. Por mucho la santa popular mexicana más solicitada es la Santa Muerte, que con un estimado de 12 millones de devotos es ahora el nuevo movimiento religioso de más rápido crecimiento en el Occidente.

Sin embargo, la santa esqueletica mexicana se diferencia de otros santos en que los devotos la ven como la personificación de la muerte en sí misma, mientras que los otros eran todos hombres y mujeres mexicanos reales o imaginados que sufrieron muertes trágicas, a menudo violentas, como Jesús Malverde, el “narcosanto” original, cuya estatuilla apareció recientemente junto al equipo de defensa del notorio narco, El Chapo Guzmán, cuyo destino fue decidido recientemente por un jurado en Nueva York.

Uno podría pensar que con unos 10,000 santos católicos para elegir, los mexicanos podrían encontrar uno o dos para satisfacer sus necesidades espirituales. Sin embargo, el problema es que la mayoría de los santos canonizados son europeos que vivieron hace siglos y no necesariamente resuenan con las necesidades y preferencias espirituales de los mexicanos del siglo 21 (y de los latinoamericanos en general). En contraste, los santos populares están hechos a imagen de su base devocional de la clase trabajadora y, por lo tanto, a menudo se les ve como más accesibles y alcanzables.

La veneración del Santo Niño Huachicolero coincide con la escalada de la crisis de la gasolina en México. En muchas partes del país, desde Guadalajara hasta Veracruz, ha habido escasez de gasolina en las estaciones, y los conductores no pueden llenar sus tanques. Aparentemente, algunos de los carteles más notorios de México han estado involucrados en el desfalco clandestino de las tuberías que transportan combustible. En un intento por superar esto, el gobierno ha redirigido la distribución a través de camiones. Sin embargo, esto ha implicado largas filas en las estaciones de servicio debido a retrasos en las entregas de combustible. Además, debido a la escasez en los últimos dos años, el precio de la gasolina ha subido un 31%. Conducir casi se ha convertido en un lujo, lejos de ser accesible para los numerosos mexicanos que ganan menos de $7 por día, cuando cuesta $40 llenar un tanque de 40 litros de un automóvil pequeño, como un Nissan Versa.

Para los ladrones, esta escasez ha brindado una oportunidad, atendiendo a la necesidad desesperada de las personas de adquirir combustible a precios razonables. Se roban y venden gasolina y, a su vez, pueden complementar sustancialmente sus escasos ingresos. Algunos también extraen petróleo de la desesperación para que puedan permitirse seguir conduciendo sus vehículos, transportando a sus familias o mercancías según lo requieran sus necesidades. Los ladrones de gasolina recurren al Santo Niño Huachicolero, propiciando su protección de la policía mientras están saqueando. También suplican al Santo Niño Huachicolero para evitar incendios y explosiones en los lugares donde almacenan el combustible clandestinamente y para que proteja a sus familias que pueden vivir cerca, si no en ese mismo lugar. También pueden orar por la protección de los niños que a menudo participan en actividades de robo. Los niños a menudo asumen el papel de centinelas juveniles que vigilan a la policía u otras autoridades mientras los padres extraen y recogen el combustible.

La cultura huachicolera está tan profundamente arraigada en partes de México que no solo los Huachicoleros, los ladrones de gasolina, tienen su propio santo, también tienen sus propias canciones, como ‘La Cumbia del Huachicol’ por Tamara Alcantara, que fue un éxito en las radiodifusoras mexicanas hace un par de años. Dado que los precios de la gasolina siguen siendo altos, la escasez periódica de combustible y la mayoría de los mexicanos empleados, si acaso, en empleos de baja remuneración, el Santo Niño  Huachicolero, a pesar de las denucias de la Iglesia mexicana, probablemente continuará venerándose en todo el país hasta que todos los factores obliguen a los ladrones de gasolina y aquellos que compran su combustible de descuento sean eliminados. Esto no es probable que suceda pronto. Mientras tanto, el popular refrán ‘vamos a huachicolear’ (robemos gasolina) continuará siendo escuchado en todo México.

*Dr. Kate Kingsbury obtained her doctorate in anthropology at the University of Oxford, where she also did her Mphil. Dr. Kingsbury is a polyglot fluent in English, French, Spanish. She is a polymath interested in exploring the intersections between anthropology, religious studies, philosophy, sociology and critical theory. Dr. Kingsbury is Adjunct Professor at the University of Alberta, Canada. She is fascinated by religious phenomena, not only in terms of their continuity across the Holocene and into the Anthropocene but equally interested in the changes wrought to praxis and belief by humans ensuring the infinite esemplasticity that is inherent to all religions, allowing for their inception, survival, alteration, regeneration and expansion across time and space. Dr. Kingsbury is a staunch believer in equal rights and the power of education to ameliorate global disparities. She also works pro bono for a non profit organisation that aims to empower and educate girls in Uganda. Follow Dr. Kingsbury on Twitter


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