Beso, Abrazo y Ternura

Beso, Abrazo y Ternura November 12, 2012

(A note to English readers: this begins a series of Spanish-language essays I will post here weekly.)

Pregunta: ¿Que puede ofrecer la cultura Hispana a la Iglesia Católica en los Estados Unidos?

Respuesta: Cultura.

En el sentido biológico, una “cultura” nace de proximidad y tiempo. Lo que nos falta en los Estados Unidos es el prójimo, la persona que se besa, abraza y ama porque la vida siempre se acaba. La persona que aparece en proximidad.

Esta intimidad, tan ausente en estos tiempos y lugares, se requiere para poder llevar acabo la Nueva Evangelización. En estos ensayos semanales, espero contribuir algo a esa misión Católica y humana.

La vida cotidiana en los Estados Unidos se define por una paranoia tremenda. Si de cualquier manera uno mira, habla o toca a un desconocido, y hasta a un amigo o colega, se convierte en criminal. En este país hay un sentimiento cerrado al beso, el abrazo y la ternura: expresiones ordinarias y esenciales para gentes Hispanas y del mediterráneo y muchas mas.

La historia y genealogía de este fenómeno social se puede entender de varias maneras superficiales, pero la realidad se encuentra en algo sumamente universal: la cuestión del sufrimiento.

Todo mundo sufre. Pero la realidad del sufrimiento se puede ver de dos maneras conversas. Por un punto de vista, el sufrimiento es una excepción, una irregularidad. Por el otro, el sufrimiento es mas que ordinario: el dolor y la muerte son el sine qua non del ser humano y, también, de Dios. Para el Latino, hasta los astros sufren—por eso brillan y queman.

El que teme al sufrimiento se tiene que guardar y proteger contra todo: amistad, amor y Dios. El que, como Job, sabe sufrir y no le huye, vive con dolor pero sin miedo.

Nací aquí, de dos familias Hispanoamericanos tambien nacidos en los EEUU, pero los besos se han quedado y mueren con los abuelos. Los ancianos. ¡Que tempestad tan fría y estéril nos queda si nos dejamos ir sin beso, abrazo y ternura!

La Nueva Evangelización habla mucho del gozo. Pero hay una diferencia entre el gozo que sufre y el que no sufre. El pueblo de Dios empieza con la posibilidad de un Dios que llora y canta con su pueblo en tonos oscuros y alegres.

En este Año de Fe, también existe una distinción entre la fe que no duda, la fe fácil que no cuesta, y una fe que perdura entre lo peor. La Iglesia necesita al Hispano en una manera esencial y específica: enseñar y educar la proximidad necesaria para una cultura auténtica y Católica.

Una educación en el sufrimiento Cristiano. El testimonio es la vida. Saludo y despedida con beso, abrazo y ternura.

 


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